Mantenimiento básico de herramientas eléctricas en casa
25 Febrero, 2025 - Grupo Cobsa
Tener herramientas eléctricas en casa es casi como contar con un súper poder para reparar cualquier cosa que se nos cruce por el camino. Pero a veces se nos olvida que, igual que un coche o una bicicleta, nuestras herramientas necesitan un cuidado básico para durar más tiempo y rendir mejor. En Cobsa hemos recopilado algunos consejos sencillos para mantener tus herramientas eléctricas en buenas condiciones y que no te dejen tirado justo cuando más las necesites.
1. Límpialas siempre después de usarlas
Suena obvio, pero muchas veces terminamos un proyecto, lo dejamos guardamos todo de aquella manera, y no volvemos a tocar nuestras herramientas hasta que las necesitamos de nuevo. Un buen hábito es limpiar las herramientas justo después de usarlas. Con un paño seco o uno apenas húmedo, quitamos el polvo, las virutas de madera o metal, o cualquier suciedad. Si ves que tienen obstrucciones en los orificios de ventilación, un poco de aire comprimido o un pincel suave es tu mejor amigo. Por favor, nada de mangueras con agua a presión, que podrías arruinar los componentes eléctricos.
2. Comprueba los cables de vez en cuando
Un cable pelado o con grietas es un accidente esperando a suceder. Cada cierto tiempo, revisa al cable de las herramientas y a su enchufe. Si notas algo raro (chispas, deformaciones, etc.), reemplázalo cuanto antes. Más vale invertir un poco en un cable nuevo que arriesgar un cortocircuito o una descarga eléctrica. Y, por si acaso, no estires el cable como si fuera elástico: eso también lo daña a largo plazo.
3. Dale cariño a las piezas móviles
Muchas herramientas eléctricas (taladros, esmeriladoras, pulidoras) tienen partes que se mueven a alta velocidad. Esas piezas necesitan una lubricación adecuada para no desgastarse rápido. Comprueba el manual (sí, ese librito que casi nunca leemos) y mira qué tipo de aceite o grasa recomiendan. Si empiezas a escuchar ruidos raros o vibraciones que te asustan, lo más seguro es que necesite engrasado o quizá una revisión a fondo.
4. Renueva los accesorios en el momento adecuado
Brocas, discos, cuchillas… todos estos accesorios tienen un límite de uso. Cuando notas que te cuesta más trabajo taladrar o cortar, que ya no avanza tan fácil, es momento de revisar si necesitas afilar o reemplazar esa pieza. Forzar un accesorio desgastado no solo hace que tu proyecto tarde más, sino que pones la herramienta en un sobreesfuerzo innecesario y, a la larga, se deteriora más rápido.
5. Guárdalas como se merecen
Después de cada uso, guarda tus herramientas en un lugar seco y ordenado. Si traen un maletín o estuche, aprovéchalo; así las proteges del polvo, la humedad y de golpes cuando andas moviendo cosas de un lado a otro. Si no tienes un estuche, al menos ubícalas en estantes o cajones limpios, lejos de la humedad. Evitarás sorpresas desagradables como óxido o moho.
6. Vigila la ventilación y el sobrecalentamiento
Mientras usas la herramienta, échale un ojo a los orificios de ventilación. Si se tapan, el motor se puede calentar más de la cuenta. Cuando estés haciendo trabajos pesados, dale descansos cada cierto tiempo para que la máquina no se sobrecaliente. Un motor recalentado es la receta perfecta para un futuro desperfecto costoso.
7. Pásale un servicio completo de vez en cuando
Aunque seas muy aplicado con la limpieza y la revisión, a veces hay detalles internos que solo un profesional puede revisar. Si usas tus herramientas con frecuencia, considera llevarlas a servicio al menos una vez al año. Así, un técnico especializado revisará las escobillas, rodamientos, contactos internos, y te dirá si algo necesita cambio. Este mantenimiento “preventivo” puede ahorrarte un buen dinerito a largo plazo.
8. La seguridad no se negocia
Antes de manipular algo eléctrico, desconéctalo y asegúrate de que ya no tenga corriente. Usa guantes y gafas protectoras si vas a desarmar algo para limpiarlo o engrasarlo. Si no tienes clara la parte técnica o te sientes inseguro, mejor busca a alguien con experiencia. No vale la pena arriesgarte a un accidente por ahorrarte unos euros o unos minutos.
9. Usa la herramienta para lo que fue hecha
Cada herramienta tiene su función. A veces, por querer improvisar, forzamos un taladro para pulir o una amoladora para cortar algo que no debería. Eso las desgasta muchísimo y puede provocar que fallen en el momento menos esperado. Sigue las recomendaciones del fabricante y, si el trabajo requiere algo más grande o más potente, considera rentar o comprar el equipo adecuado.
10. Haz una lista de tareas de mantenimiento
Una idea práctica es llevar un pequeño registro: anota cuándo limpiaste la herramienta, le diste grasa o cambiaste algún repuesto. Así no se te pasa nada por alto y detectas más fácil si algo se está repitiendo con demasiada frecuencia (por ejemplo, cambiar muy seguido las escobillas).
Con estos simples pasos, tus herramientas eléctricas estarán siempre listas para entrar en acción y te durarán mucho más. Cuidarlas es cuidar también tu inversión y tu seguridad. Además, alargándoles la vida, te ahorras el disgusto de quedarte a medias en un proyecto importante y tener que correr a comprar una nueva. Con un poco de dedicación y constancia, verás cómo tus herramientas te responden con potencia y precisión en todo momento. ¡Manos a la obra!